Desde la antigüedad, la historia nos ha revelado la increíble importancia de la estratégica posición de la Roca y su excepcional punto de observación, al compararla con el resto del continente. Rodeada por el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, desde donde se divisa el Estrecho de Gibraltar, no es de extrañar que tantas conquistas foráneas hayan sido presenciadas por este espectacular Peñón.
La historia, más reciente, nos ha mostrado las increíbles hazañas que realizaron los militares británicos para mantener el control de la Roca, la puerta de entrada al Mediterráneo. La Segunda Guerra Mundial no fue una excepción. Al dominar la entrada occidental del Mediterráneo, sus modernos cañones emplazados en la cima del Peñón, lo convirtieron en un lugar extremadamente peligroso para los barcos enemigos que pasaban entre el Atlántico y el Mediterráneo.
Por consiguiente, Winston Churchill sabía que, si se tomaba Gibraltar, los británicos y sus aliados encontrarían casi imposible rebatir cualquier movimiento alemán o italiano en el Mediterráneo. No solamente esto, sino que los británicos, perderían además un puerto integralmente, que en aquel momento servía como base para sus navíos, que realizaban otras operaciones en el Atlántico. El control del territorio del Atlántico Norte y del Mediterráneo, desempeñó un papel vital en la guerra, en caso inminente de un ataque sobre Gibraltar.
Francia ya había sido derrotada en 1940, dejando a España, como el único territorio neutral entre las fuerzas Alemanas e Italianas y Gibraltar. Esto no sólo representaba una gran ocasión para que España reclamara Gibraltar, pero el dictador español, General Francisco Franco, llegó al poder durante la Guerra Civil Española con la ayuda de Hitler y Mussolini.
Y como se puede adivinar, los alemanes estaban planeando un ataque llamado, Operación Félix. Pero ante el fracaso de persuadir a Franco que entrara en la guerra con su bando, posteriormente confiaron en que aceptaría dar paso libre al ejército alemán, a través de España, para atacar Gibraltar.
Pero España se encontraba todavía debilitada y recuperándose de su propia Guerra Civil, lo que hizo que Franco fuera reacio a involucrarse en otra batalla tan ardua. No obstante, Franco, no queriendo negar su apoyo a sus antiguos benefactores, planteó con franqueza exigencias exorbitantes a los dictadores fascistas a cambio de la participación de España. Estos, en la realidad, no podían cumplir con sus peticiones y a consecuencia de ello, la Operación Félix, nunca se llevó a cabo.
Los británicos, de aquel entonces, no estaban en situación de conocer los motivos que tenía Franco, ni saber por cuánto tiempo Hitler toleraría ser engañado sobre el asunto. Winston Churchill y los líderes militares británicos, creían que la respuesta para mantener el control de Gibraltar, era construir una enorme red de túneles dentro de la Roca. Básicamente, construir una fortaleza dentro de una fortaleza, o una ciudad dentro de una ciudad.
A parte de los asombrosos Túneles del Gran Asedio excavados en el siglo XVIII, la construcción de nuevos túneles ya se había mencionado antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, por el apogeo de los nazis en Alemania y el estallido de la Guerra Civil Española. El inicio de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, vería el interior de la Roca totalmente cambiado para siempre.
El nuevo plan de Churchill, dio paso a la construcción más intensiva de túneles, jamás llevada a cabo en la historia de Gibraltar, convirtiendo la Roca en una red de túneles de aproximadamente 52 kilómetros de longitud. Puede ser que no parezca mucho, pero si tomamos en cuenta de que Gibraltar tiene tan sólo 6,8 km², ¡es asombroso!
Al comienzo de la guerra, la población civil fue evacuada de la Roca. A medida que aumentaba el número de guarniciones, así también lo hacía la necesidad de disponer de más zonas protegidas para almacenamiento, suministros y alojamiento durante los asedios. La expansión de las tropas requeriría, comida, equipo, municiones, y un lugar seguro para guardarlo todo - sin importar dónde dormir o bañarse. La misión no era nada fácil.
Un sistema de túneles intrincado y masivo construido en las profundidades de la Roca, permitiría satisfacer estas necesidades, protegiendo a los soldados y al equipo de los bombardeos aéreos de la Luftwaffe, así como de los ataques terrestres y marítimos. La fortaleza oculta comprendería una serie de complejos túneles y pasadizos, todos ellos con nombres de calles de ciudades inglesas, para que las tropas británicas pudieran encontrar su camino sin perderse. Algunos nombres incluyeron, Peterborough, Maida Vale, Durham y Doncaster.
Se contrataron cuatro compañías diferentes, especializadas en túneles, de los Ingenieros Reales y del Ejército Canadiense, para la increíble y ardua tarea que tenían ante ellos. Tendrían que lidiar con la suciedad y el polvo de las excavaciones, trabajar, a veces, durante meses, a menudo sin ver la luz del día durante períodos muy largos. Y no solo esto, sino que, durante la guerra, el suministro de agua de Gibraltar se vio fuertemente restringida, lo que limitó la posibilidad de que los trabajadores se pudieran lavar de la suciedad y la mugre.
Un par de túneles, el Great North Road y el Fosse Way, fueron achicados y carreteados, recorriendo casi toda la longitud de la Roca. Estos dos túneles principales se interaccionarían con el resto de los túneles, permitiendo a los soldados moverse libremente dentro de la Roca, en todas las direcciones, sin ser vistos por el enemigo desde el exterior.
Conviene señalar, que la mayor parte de los escombros extraídos de los túneles se utilizaron para extenderlos en la pista del aeródromo hasta la bahía de Gibraltar. Este hecho desempeñó un destacado papel durante la invasión del norte de África por parte de los Aliados en 1942, ya que la pista de aterrizaje ampliada, podía alojar aviones más grandes, requeridos para una operación de este tipo.
El intrincado sistema de túneles conectaba con la nueva Base de Operaciones establecida en la parte sureste de Gibraltar, protegida detrás del Peñón de la península, potencialmente hostil, con bases militares establecidas en el lado oeste del Peñón. En realidad, al final, ya fuera de la Cueva de San Miguel (que se usaba como hospital de emergencia) o de los Túneles del Gran Asedio, en la cara norte de la Roca, casi todas las partes de la Roca eran accesibles de una forma u otra a través de esta increíble ciudad subterránea.
Los túneles de la II Guerra Mundial incluye uno de los sitios más secretos de Gibraltar. Tan secreto, que no fue redescubierto hasta 1997. Construida para la Operación Tracer, en el interior de los túneles se encuentra una cámara secreta o "Estancia detrás de la cueva" donde seis hombres permanecerían escondidos dentro de la Roca, si ésta hubiera caído en manos de los alemanes. Su misión hubiera consistido en informar de los movimientos de los buques enemigos de regreso al Reino Unido.
Además de la astronómica longitud del nuevo sistema de túneles, las enormes instalaciones del búnker tenían que ser lo suficientemente grandes como para ubicar; un generador de electricidad, una sala de hospital, una planta desalinizadora de agua, una central telefónica, un almacén de alimentos congelados, una panadería, depósitos de municiones, aseos y duchas, un taller de reparación de los vehículos y pasadizos dañados, por no mencionar las estructuras de alojamiento necesarias para albergar a 16.000 soldados, durante un período de hasta 16 meses en caso de asedio. ¡Increíble!
Los Túneles: La Experiencia de la Segunda Guerra Mundial en Gibraltar
Una ciudad bajo la Roca
Oculto en el corazón de piedra caliza de Gibraltar se encuentra un mundo extraordinario, tallado con valentía y necesidad. Los Túneles: La Experiencia de la Segunda Guerra Mundial en Gibraltar te invita a recorrer esta fortaleza subterránea secreta: un lugar donde ingenieros, soldados y civiles unieron fuerzas para defender uno de los enclaves más estratégicos de la guerra. Entra en sus pasadizos y descubre las historias que dieron forma al destino de Gibraltar.
Cuando la Segunda Guerra Mundial se extendió por Europa, Gibraltar pasó de ser una tranquila guarnición a convertirse en una fortaleza de importancia mundial. Bajo sus abruptos acantilados, miles de hombres trabajaron día y noche para crear una ciudad oculta capaz de albergar y sostener a toda una guarnición durante un asedio o ataque. Estos túneles guardaban municiones y víveres, reparaban equipos vitales y servían como puntos de observación desde donde se vigilaba el Estrecho y la costa española. Hoy, sus galerías permanecen como un monumento vivo a la resistencia, la ingeniería y el espíritu inquebrantable del pueblo gibraltareño.
La Entrada y el Nivel de Hay
El recorrido comienza en el Nivel de Hay, donde un imponente mural rinde homenaje al papel que jugó Gibraltar durante la guerra. La obra celebra tanto la fuerza natural de la Roca como el valor de quienes sirvieron en su interior.
El nivel debe su nombre al Teniente Coronel Robert Alistair Hay, Comandante de los Ingenieros Reales entre 1940 y 1944. Bajo su mando, las defensas de Gibraltar se transformaron. Supervisó la ampliación de los túneles y el refuerzo de las fortificaciones, convirtiendo a la Roca en una de las posiciones más seguras del mundo.
Antes de 1940, solo un pequeño grupo de ingenieros militares y civiles se encargaba de las excavaciones. Con la llegada del Coronel C.E. Fordham y sus compañías especializadas, todo cambió. A finales de ese año, casi 900 hombres trabajaban bajo tierra. En 1941 se incorporaron ingenieros canadienses, aportando maquinaria avanzada y nuevas técnicas que aceleraron enormemente el progreso. Cada metro excavado se diseñó pensando en la resistencia y la seguridad, con trampas y cámaras antiexplosión para desviar posibles detonaciones y proteger a los hombres en el interior.
Spitfire Hall
Uno de los espacios más impresionantes de la visita es el Spitfire Hall, una gran cámara que en su día fue un hervidero de actividad militar. Durante la guerra albergó un taller del Real Cuerpo de Ingenieros Eléctricos y Mecánicos y un depósito del Real Cuerpo de Intendencia del Ejército: el corazón logístico que mantenía operativos los vehículos y armamento de Gibraltar.
Hoy el hall ha sido restaurado con esmero y también funciona como un evocador espacio para eventos. En su centro se exhibe una réplica a escala real del Spitfire P8394 “Gibraltar”, financiado en 1940 gracias a una colecta pública que superó las £5.000: un símbolo del orgullo y la unidad del pueblo gibraltareño.
El Supermarine Spitfire, que surcó los cielos por primera vez en 1938, se convirtió en una leyenda por su diseño aerodinámico y su potente motor Rolls-Royce Merlin. La posición estratégica de Gibraltar lo convirtió en una base esencial para las operaciones de los Spitfire, incluyendo la Operación Torch en el norte de África. Desde aquí, los pilotos aliados aseguraron la superioridad aérea y cortaron las líneas de suministro del Eje en el Mediterráneo.
The Tunneller’s Rest
Tras la visita, los visitantes pueden relajarse en The Tunneller’s Rest, un bar inspirado en el ambiente de un casino de oficiales de los años 40. Con su decoración de época y su atmósfera auténtica, es el lugar ideal para tomar algo y reflexionar sobre las historias vividas en estas galerías.
Salas Estratégicas y Línea Temporal de la Segunda Guerra Mundial
La exposición también repasa el contexto político y militar del conflicto. Comienza con el Tratado de Versalles de 1919, cuyas duras condiciones sembraron el descontento que llevaría al ascenso del fascismo y, finalmente, a la guerra.
Gracias a su ubicación entre el Atlántico y el Mediterráneo, Gibraltar se convirtió en un punto vital para las fuerzas aliadas. En el interior de los túneles funcionaban hospitales, almacenes y centros de mando las 24 horas del día. Por aquí pasaban suministros, combustible, municiones y alimentos que mantenían las operaciones en el norte de África, Oriente Medio y más allá. La Roca no fue solo una fortaleza, sino el eje sobre el que giró toda la estrategia mediterránea.
La Evacuación de los Civiles
Para garantizar la seguridad de la población y dejar espacio al ejército, se organizó la evacuación de los civiles gibraltareños a distintos destinos: el Reino Unido, Madeira, Jamaica, Irlanda del Norte y Marruecos. La vida en el exilio fue dura, marcada por el hacinamiento y la incertidumbre, pero el espíritu de comunidad nunca se perdió. El regreso comenzó en 1944, aunque el último grupo no volvió a Gibraltar hasta 1951.
Espionaje y Secretos Bajo la Roca
Durante la guerra, Gibraltar fue mucho más que una base militar: fue un auténtico centro de inteligencia y contraespionaje. Doble agentes como la misteriosa Reina de Corazones ayudaron a frustrar intentos de sabotaje del Eje, mientras que figuras como David Scherr trabajaron sin descanso para proteger la base de infiltraciones.
Entre las historias más fascinantes se encuentra la Operación Tracer, un plan ultrasecreto para ocultar a seis hombres en una cámara sellada dentro de la Roca en caso de que Gibraltar cayera. Su misión: observar los movimientos del enemigo y transmitir información durante meses o incluso años sin ser descubiertos. Aunque nunca se ejecutó, la cámara fue redescubierta en 1997, intacta, con su equipo de radio y sus literas.
The Sapper’s Suite
La Sapper’s Suite rinde homenaje a los Ingenieros Reales —los célebres “Sappers”— cuya destreza y resistencia transformaron el paisaje subterráneo de Gibraltar. Con la ayuda de unidades canadienses y técnicos civiles, trabajaron en condiciones extremas para abrir más de 45 kilómetros de túneles en la roca caliza. El material extraído se aprovechó para ampliar la pista del aeropuerto en un 80 %, una muestra del ingenio que caracterizó su labor.
En esta sala también se expone una motocicleta BSA M20 original, una de las más utilizadas por el ejército británico durante la guerra, símbolo de la movilidad y la precisión mecánica de la época.
Galería de Artillería
La Galería de Artillería muestra las armas, uniformes, medallas y objetos personales que formaron parte de la defensa de Gibraltar. La exposición honra al Cuerpo de Defensa de Gibraltar, cuyos miembros protegieron la Roca con dedicación ejemplar. En la sala de cine contigua se proyectan grabaciones restauradas y testimonios que mantienen viva su memoria.
Paseo de la Victoria
El recorrido culmina en el Paseo de la Victoria, que conmemora el fin de la guerra en Europa el 8 de mayo de 1945. A lo largo del camino, fotografías originales y grabaciones del Día de la Victoria permiten revivir la emoción y el alivio que se sintieron cuando la paz volvió al continente.
Desde hazañas de ingeniería hasta relatos de valor y resistencia, Los Túneles: La Experiencia de la Segunda Guerra Mundial en Gibraltar ofrece mucho más que una mirada al pasado: es un viaje al espíritu que define a Gibraltar. Bajo la Roca late un monumento vivo a la tenacidad, la creatividad y la determinación de quienes protegieron la puerta del Mediterráneo.
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